El sector de la construcción en Bolivia enfrenta un 2025 complejo, marcado por costos en alza, obras detenidas y un crecimiento mínimo, la industria advierte sobre la urgencia de medidas para evitar un mayor estancamiento.

Cadecocruz prevé una expectativa de crecimiento que oscila entre 0,5% y 1,5%. (Foto referencial)
La construcción en Bolivia enfrenta un panorama complejo en 2025. Un análisis de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz) en base al Centro de Estudios Económicos y Desarrollo (CEED), afirma que el efecto de la pérdida de valor del boliviano afecta a todos los productos importados, llegando a incrementarse hasta en 70% los costos en los últimos meses.
“Desde el inicio de la crisis cambiaria, en enero de 2023, las importaciones para la construcción disminuyeron en más del 40% y en el 2024 en 34,13%, debido a los altos costos” indicó el estudio.
Javier Arze, gerente general de Cadecocruz, explicó que el incremento de los materiales e insumos importados que participan en toda la cadena productiva de la construcción es significativo. Advirtió que la pérdida de valor del boliviano, que se refleja en la inflación y la devaluación respecto al dólar, ha llegado a subir los costos de importación en más del 60%, en promedio, los últimos dos años.

“Este efecto ha generado que, en promedio, los costos de materiales e insumos aumenten en cerca del 35%”, indicó Arze; destacando que el incremento ha provocado que la demanda constructiva se estanque y que los precios de venta no suban significativamente o en la misma proporción, sino que las empresas han tenido que disminuir sus márgenes, poniendo en riesgo su existencia.
“En general, los últimos cinco años, la inflación promedio en el sector de la construcción al 19,97%, puesto que existen algunos productos que se elaboran en el país, que también han empezado a sufrir de los efectos de la inflación”, señala el informe. El precio de la cal, por ejemplo, aumentó un 41,30% entre el año 2020 a la fecha, y el vidrio para ventana en 23,77% en el mismo periodo.
El estudio de Cadecocruz prevé una expectativa de crecimiento que oscila entre 0,5% y 1,5%, “un indicador muy bajo, que ante cualquier cambio en la situación política y económica podría traducirse en un decrecimiento”, indicó Arze.
Dólares e impacto en la importación de materiales
El estudio del CEED advierte que la pérdida del valor del boliviano respecto al dólar tuvo dos efectos principales:
- El incremento directo de los materiales e insumos importados. A la fecha, la devaluación llega al 60%, y los costos de importación han subido en cerca del 70%.
- El otro efecto resultado del incremento del dólar en el mercado paralelo, es una disminución de la demanda. De hecho, las importaciones han bajado por el fuerte incremento de costos que han sufrido.
Obras públicas
El presupuesto del Ministerio de Obras Públicas del año 2024, de acuerdo al estudio, fue menos 10% en relación a 2023 y casi 50% menos que en 2022. La reducción de la inversión de esta cartera en obras de infraestructura contribuye a ralentizar el crecimiento del sector.
“A esta situación se debe agregar la baja ejecución de la inversión pública en general, que en los últimos años no supera el promedio del 50%”, destacó Cadecocruz, añadiendo que todos los niveles del Estado están inmersos en la crisis del país, es decir Gobierno Central, municipios y Gobernaciones, cuya capacidad de inversión ha sido afectada por la drástica disminución de ingresos y la pérdida de valor de la moneda nacional.
2024 cerró con un PIB al 1,3%
El sector constructor boliviano enfrentó un 2024 marcado por una crisis profunda. Factores como deudas millonarias de entidades públicas, escasez de diésel y dólares, y una inversión pública estancada han llevado a la industria a declarar un estado de emergencia, proyectando un crecimiento del PIB sectorial de apenas 1,3% al cierre del año, el más bajo en 15 años

El CEED reporta una ralentización evidente: el consumo de cemento creció solo un 2,76% en 2024 frente al 3,61% de 2023, mientras los permisos de construcción cayeron un 33% respecto al año anterior, un retroceso similar al de la pandemia en 2020.
“El PIB del primer semestre bordeó el 3%, pero la tendencia es a la baja”, señala Cadecocruz, atribuyendo este estancamiento a una ejecución presupuestaria pública que no supera el 50% y a una priorización del gasto corriente sobre infraestructura. El registro de nuevas empresas constructoras también tocó un mínimo histórico, con un alza de solo 1,9%.
La escasez de divisas, con un dólar paralelo 60% por encima del oficial, eleva los costos de construcción entre 35% y 40%, dado que el 60%-70% de los insumos son importados. Esto, sumado a demoras en importaciones y comisiones bancarias, ha provocado retrasos y rescisiones de contratos, especialmente en obras públicas.

El desabastecimiento de diésel agrava la situación, paralizando maquinaria y servicios. “Sin condiciones normales, más obras se detendrán”, advierte la Cámara, que reporta deudas públicas impagas de hasta un año, incluso por proyectos concluidos.
FUENTE: ECONOMY